Dependencia

Es increíble lo dependiente que uno se vuelve de la tecnología, especificamente del internet y los servicios que este ofrece. Antes del internet, todos los mensajes que envíaba o recibía eran a través de un BBS, y no se requería una cuenta de e-mail. Mi primera cuenta de e-mail fue raff@quisqueyac.com, y ese dominio era manejado por un chinito (de Santiago), luego tuve otra que era raff@oscarbbs.com que la proveía el sysop de Oscar BBS (Oscar Ramírez).

Luego, mi difunto amigo Ashley Gil (QEPD), aprovechó el hecho de que su tío había registrado un dominio, para ofrecer a sus amigos más cercanos cuentas de correo, y así tuve raff@gilservices.com. No recuerdo hace cuánto de eso, pero sí se que hacen como 8 años. En ese tiempo es MUCHO lo que se hace con una cuenta de correo. Uno se suscribe a muchos sitios, le da esa cuenta a mucha gente. Muchas de las persona que conoce sólo las contacta por ahí, etc.

¿A qué viene todo esto? Bueno, resulta que el jueves pasado fue el último día hábil de mi cuenta de correo raff@gilservices.com, y me siento totalmente perdido. Todas las cosas que he registrado (de muchísimas ni me acuerdo), el MSN Messenger, eBay, Paypal, todos los grupos, todas las revitas online, toda la gente que hace cuchumil años no contacto, sin contar todo lo que no me acuerdo, quedó en el aire. Así que creé unas cuantas cuentas de gmail, para manejar las cosas por separado y ver si no tengo que luchar con tanto spam. Así que creé una cuenta que solo la voy a usar para los programas de chat, una para las revistas, una para las compras, etc.


Empecé por lo mas fácil: el MSN Messenger. Como no importa si la cuenta existe o no, me conecté y comencé a decirle a todo el mundo que cambiara mi dirección a la nueva. No me había fijado que tengo tanta gente. 251 personas... unos cuantos se quedarán fuera. Luego a los grupos, a cambiar las direcciones de correo de los grupos para que me lleguen los correos nuevos. Ahora me falta todo lo demás: sitios donde compro, revistas online, servicios online, Hi5, en fin... ¡Demonios!

¡Qué compicada se vuelve la vida por una simple dirección de correo!